14 de septiembre de 2013

Reformas Dinámicas

En la empresa donde trabaja mi amiga están de reformas, y mientras convierten sus tres plantas de oficinas en tres plantas de oficinas modernas, dinámicas, orientadas al cliente y adaptadas a las inquietudes y ambiciones de los ciudadanos de la era de la información, han trasladado a los trabajadores – no sé si de forma irónica o por mera casualidad – a los sótanos del edificio.

El mayor problema de la nueva ubicación es que esas plantas no están habilitadas para trabajo de oficina: No tienen apenas tomas de corriente de teléfono, y como el suelo y los cimientos son de hormigón armado tampoco hay forma de conectarse a internet por red inalámbrica. Me dice mi amiga que desde que comenzaron a trabajar allí, inexplicablemente, el rendimiento de los oficinistas ha subido un 90% y el de los informáticos ha bajado un 70%.

El otro día me pasé por su oficina para ir a comer juntas, y como el sótano no tiene portero tuve que bajar a avisarla de que ya estaba allí. No fue fácil, porque una vez en la planta -1 todos los pasillos eran iguales y no había ninguna señalización, así que estuve dando vueltas un buen rato llamando a todas las puertas que encontraba, y otro rato más intentando averiguar dónde estaba y si podría volver a ver la luz del sol algún día. 
Al girar una esquina comencé a oír voces y a falta de una opción mejor mejor seguí el sonido hasta una puerta de metal azul en la que había un post-it con el nombre de la empresa de mi amiga escrito.

La cosa no era tan grave como parecía; vale que habían juntado al personal que normalmente ocupaba tres plantas en una única oficina, pero habían acondicionado el espacio disponible como unos profesionales. Incluso habían colgado en la pared unos cuantos pósters de ventanas a través de las cuales se veían paisajes diversos. Le comenté a mi amiga que aquello debía ser genial, que podía trabajar en el campo, en la playa y la montaña a la vez, pero no pareció muy entusiasmada. Así es ella, siempre quejándose de insignificantes molestias como compartir mesa con 8 personas o trabajar sentada en un taburete, y nunca viendo el lado positivo de las cosas. Porque me he pasado por las plantas altas a ver cómo están dejando las oficinas, y la verdad es que la mano de pintura y la reorganización de las mesas le está sentando genial, le da un ambiente mucho más profesional. Y aunque mi amiga se pasó toda la comida enfurruñada porque llevan ya 3 meses desplazados, yo pienso que el que tarden es buena señal, significa que se lo están tomando en serio; nada de estos chapuzas que le dan dos brochazos a las cosas y se largan, no. Esta empresa ha contratado a auténticos profesionales. Pude verlo cuando les vi en el restaurante ordenando la quinta ronda de whisky: Sí señor, nada ce cerveza o vino barato, estos señores sí que saben distinguir la calidad cuando la ven. Y deben de ser buenos a rabiar, porque me dice mi amiga que están en las oficinas solo unas 3 horas durante la jornada laboral. ¡Que hacen el trabajo de un día en 3 horas, dice! Me he quedado fascinada. Le he tenido que hacer prometer que le pediría el teléfono de la empresa de reformas a su superior para dármelo, ya sé a quiénes voy a llamar si alguna vez tengo que hacer alguna chapuza en casa.

Mi amiga me ha preguntado si hasta que les vuelvan a mover a sus oficinas me importaría comer con ella más a menudo. Le he dicho que no me importa en absoluto, pero que mejor quedamos en la entrada del edificio porque no me veo capaz de salir con vida del sótano una segunda vez. Dijo que no había problema, que cuando llegase le mandara un mensaje al móvil, lo que me ha llamado la atención porque según me dijo en el sótano no había cobertura. Al preguntarle me ha dicho que en efecto es así, pero su móvil sigue conectándose a la red, aunque debe haber algún problema en la conexión porque cuando intenta meterse en internet el navegador siempre le redirecciona a páginas de ventas de armas, no sabe por qué. Pero whatsapp le funciona sin problemas y comentó que solo tenía que avisarla cuando llegue. 

También ha dicho que no me preocupe por el dinero, que me piensa invitar ella todos los días.


Sinceramente, estoy lo bastante mal de dinero y la oferta me ha parecido muy tentadora. No tengo muchas cosas que hacer mientras esté de vacaciones y así me dará algo el aire. Quién sabe, igual hasta puede que me ponga algo morena. Y también será bueno que le de el sol a mi amiga, últimamente está cada vez más decaída. 
Y mira que debería estar contenta, si su empresa se gasta dinero en reformas es que están teniendo ganancias, y eso es algo que no puede decir todo el mundo estos días. Debería sentirse afortunada.

14 de agosto de 2013

Retomando el contacto

Estos últimos meses he sabido más bien poco de mi amiga, más que nada porque me cambié de trabajo, y todo lo parlanchina que es ella en los descansos para el café parece que deja de serlo en lo que respecta al saldo del móvil.

Sin embargo, hace unos días me llegó un mensaje suyo preguntándome cómo estaba. Me alegré mucho de que intentara retomar el contacto, así que la respondí contándole dónde estaba trabajando ahora y qué tal me iba, y le pregunté qué tal estaban ella y el resto de gente del curro.

Para mi sorpresa, la respuesta fue un escueto “quién eres?” que me dejó un poco confusa.

Resultó que la semana anterior mi amiga había conocido a un tío muy majo que le había dado su número, y aunque lo apuntó bien e incluso le hizo una perdida, algo debió pasar en la agenda de su móvil durante la noche, porque al volver a cogerlo para llamarle, el número que había bajo su nombre era el mío.

Mirándolo por el lado bueno, mi amiga decidió que le daba demasiada vergüenza no seguir en contacto conmigo, ya que había sido ella quien había empezado hablándome. Mirándolo por el lado malo, me he vuelto a convertir en su confidente. Y ahora por whatsapp, que las tecnologías avanzan que da gusto y ahora ya no puedes poner la excusa de que no te llegó el mensaje.

En estos meses parece que a mi amiga no le ha ido bien en las lides del amor, y más teniendo en cuenta que el número de móvil del único hombre que ha mostrado interés en ella ha sido mágicamente sustituido por el mío en la agenda de su móvil – cambio bastante a peor si tenemos en cuenta que es heterosexual, muy a mejor si hubiera sido homosexual –. La pobre estaba bastante desmoralizada y apenas salía de casa si no era para trabajar o hacer la compra, así que para intentar animarla le comenté que estoy yendo a clases de karate y que si quería podía ir un día conmigo. No es bueno para una mujer de mediana edad no salir de casa, una acaba enganchándose a las novelas románticas, y a partir de ahí todo es cuesta abajo.

Al principio se mostró reticente, eso de darse de tortas no le parecía la manera más efectiva de pasar el rato, pero cambió de idea cuando le mandé una foto de la gente del gimnasio. Yo pensaba que al ser en su mayoría hombres se negaría por miedo a que la lesionaran, pero pareció tener el efecto contrario: De pronto se moría de ganas de acompañarme. 

Seguro que vio el buen rollo que emanábamos y le dio envidia, ella es muy receptiva para esas cosas.

Quedamos esa misma tarde. Pensándolo ahora, creo que tenía que haberle comentado algo sobre la ropa que debería llevar a clase, porque se presentó en el gimnasio con unos pantalones de yoga y una camiseta de tirantes que quizá le sujetara el torso lo suficiente para practicar taichí sin que le botara el pecho. Como teníamos tiempo le dije que si quería le podía prestar algo más adecuado, pero ella se empeñó en que esa era la ropa exacta para lo que pretendía hacer. La verdad es que sigue sin ocurrírseme qué cosa se podría hacer yendo a karate con ese atuendo aparte de exhibicionismo, pero seguro que sus motivos son tan válidos como los de cualquier otro.

La clase no se le dio mal del todo. Tengo que explicarle que siendo principiante no es buena idea querer emparejarse siempre con el más mazado de los cintos negros cuando toca ejercicios en grupo, pero es un buen signo que quiera aprender de los mejores. La vi mucho más animada al salir de clase ese día, y debe de haberse enganchado porque lleva yendo a clase ya un mes sin haber faltado un solo día. Me alegro mucho por ella, después de estar tan decaída está bien que vuelva a tener un hobbie. Y si encima hace un poco de deporte mejor que mejor.

Aunque todavía tengo que preguntarle para qué deporte exactamente es un top de biquini de triangulitos la indumentaria más práctica, y por qué cree que se puede extrapolar a la vestimenta más práctica para karate.